Por: Diego Zegarra
El último cuarto de siglo se han sucedido importantes cambios en la tecnología y en la economía, ello ha supuesto que emerjan nuevas formas de recopilar y tratar masivamente los datos de las personas. La evolución del Internet y la masificación de las transacciones comerciales y sociales y la utilización de la información sobre las mismas, justifica que hablemos hoy del Era del Big Data. Hoy conocemos que el aprovechamiento positivo de la información de los individuos puede favorecer el desarrollo en el campo de la salud y la cultura, pero también que el aprovechamiento económico de la información que se recoge a través del uso de medios de pago electrónicos puede generar un impacto negativo en los titulares de los datos personales. Frente a los retos que plantea el desarrollo de la denominada revolución digital, que esta transformando el entorno social, cultural y económico del individuo, se requiere una respuesta desde la normativa de datos personales para garantizar el control y protección de los mismos en salvaguarda del derecho fundamental que le ha sido reconocido a su titular.